A Badalona, un 10% dels que van a menjar al temple no són sikhs, i a Barcelona la xifra s'eleva fins al 60%, segons xifres de la comunitat.
Asistimos a un templo sij de Badalona que reparte comida a las personas que la solicitan |
"Lentejas o garbanzos aliñados con especias picantes, parshada -una especia de pan-, yogur y sandía. Este es el menú que se sirvió ayer en el Gurdwara Sahib de Badalona, el centro de culto de los sijs. Decenas de hindúes acuden cada día a rezar, meditar, conversar y rendir honores a su Dios, simbolizado por un libro sagrado. Cuando llega la hora de comer, la gran mayoría se quedan. Lo que se sirve es gratis; y no sólo para ellos, sino para todo aquel que se acerca, sea o no seguidor de esta religión. En Badalona, un 10% de los que van a comer al templo no son sijs y en Barcelona, según su portavoz en Catalunya, Gagan Deep Singh Khalsa, la cifra se eleva hasta el 60%.
Entre estos nuevos comensales, los hay catalanes y del resto de España, también de origen rumano, pakistaní, sudamericano... Y de todos los perfiles: hombres, mujeres o parejas jóvenes con hijos. En ocasiones, se forman largas colas e incluso alguna vez los sijs han visto desbordadas sus previsiones.
Míriam, que tiene un trabajo a media jornada y dos hijos a quienes alimentar, se decidió ayer a entrar por primera vez en el Gurdwara a buscar comida. "Había pasado muchas veces por aquí delante, pero creía que sólo era para ellos", aseguró esta boliviana, de 49 años, quien subrayó que todo lo que le den le será de "gran ayuda" para su familia.
Francisca, en cambio, además de recoger un plato caliente recién hecho -que, según confesó, se ahorró de cocinar-, optó por sentarse un rato ante el libro sagrado y compartir con los sijs sus creencias. "La solidaridad, actualmente, es algo muy valioso. Me parece muy bien que den comida. Yo respeto su religión y ellos la mía", destacó esta septuagenaria, vecina de Badalona. En otras ocasiones, ya había estado con ellos, en concreto, durante dos jornadas de puertas abiertas, que esta comunidad organiza periódicamente.
"Somos solidarios por naturaleza. No es que seamos ricos, sino que lo que tenemos nos gusta compartirlo con los que más lo necesitan. Es nuestra filosofía de vida. Compartir y ayudar a tantas personas y veces como sea necesario", explicó Gagan Deep Singh. "De hecho, el Templo Dorado en India tiene cuatro puertas, que significan las cuatro direcciones, norte, sur, este y oeste, con lo que puede entrar todo el mundo, independientemente de su religión", añadió Gurpinder Singh, el portavoz de los sijs en Olot.
La solidaridad que emana esta comunidad traspasa, sin embargo, las paredes de sus centros de culto. Es el caso de Shamsher Singh, un sij de Badalona, que según relató, paga a una familia sin recursos de la ciudad los gastos de su vivienda, y también les da todo tipo de frutas y verduras de la tienda que regenta; así como otro sij, Kashmir Singh, quien ha apadrinado cuatro niños africanos a través de una fundación. "Un poco de mi dinero puede salvar muchas vidas en África", subrayó.
El Departament de Benestar Social i Família valora "muy positivamente"que los sijs sean solidarios porque es un "hecho diferencial propio de Catalunya", pero insiste en que, en caso de que quieran dar alimentos, ya existen unos canales establecidos donde poder hacer efectiva y gestionar esta solidaridad. "Podrían surgir alguno tipo de problemas, como intoxicaciones. Si lo que les interesa es ser solidarios, pueden participar en actividades de voluntariado dando alimentos envasados, por ejemplo. Aunque valoramos su apoyo y respetamos su religión", detallaron fuentes del Departament. Actualmente hay en Catalunya un total de 11.000 sijs (la mayoría del estado indio de Punyab) distribuidos en distintas comunidades. Además de Barcelona y Badalona, también están en Olot, Santa Coloma de Gramenet, Santa Coloma de Farners, Girona, Lloret de Mar, Salt, Lleida, Vic y Reus. Después de Barcelona, la comunidad más numerosa es la de Olot, con más de 1.700 sijs. La gran oleada se produjo en el 2000, cuando el Gobierno español facilitó los trámites de regularización de los inmigrantes. Llegaron a ser hasta 14.000 en Catalunya, pero la crisis empezó a oprimir y comenzaron a marcharse en busca de trabajo, sobre todo a Canadá."
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